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La próstata es un componente fundamental del sistema reproductor del hombre, porque produce una parte del fluido seminal que ayuda a transportar los espermatozoides fuera del cuerpo. Se encuentra ubicada enfrente del recto, por debajo de la vejiga y rodea la uretra.
El cáncer de próstata es el que más afecta a los hombres mayores de 65 años. De ellos, más de la mitad acuden al médico cuando la enfermedad lleva años desarrollándose en sus cuerpos y ya está muy avanzada. Por ello es importante hacerse los siguientes exámenes de manera regular a partir de los 50 años, cuando está en etapas de desarrollo tempranas:
El médico puede detectar el cáncer de próstata antes de que se presenten los síntomas por medio de exámenes selectivos de detección.
El médico inserta un dedo enguantado y lubricado en el recto y siente la próstata a través de la pared del recto, con el fin de buscar áreas endurecidas o abultadas.
Un laboratorio determina si el nivel de antígeno prostático en la sangre es alto. Con más frecuencia los niveles elevados son causa de una hiperplasia prostática benigna o una inflamación de la próstata. El cáncer también puede provocar altos valores de este indicador.
Tanto el examen rectal digital y el análisis del antígeno prostático pueden detectar un problema en la próstata, pero no pueden determinar si se trata de cáncer o de una afección menos grave. Tu médico evaluará los resultados para decidir si es necesario hacer más pruebas.
Un buen diagnóstico es la base de un tratamiento eficiente. Los siguientes son los medios de diagnóstico.
El médico inserta una sonda en el recto para buscar áreas anormales. Este aparato envía ondas ultrasonoras que rebotan en la próstata. Una computadora captura los ecos para crear una imagen llamada ecografía, en la que se puede apreciar mejor el tamaño y forma de la próstata.
El médico utiliza un tubo delgado y luminoso para mirar dentro de la uretra y la vejiga.
Una biopsia consiste en la extracción de tejido para analizarlo y determinar si sus células son cancerosas. La biopsia es el método más eficaz para diagnosticar el cáncer. En el caso de la próstata, el médico inserta una aguja por el recto y toma muestras pequeñas de tejido de varias áreas de este órgano. Posteriormente, un patólogo revisa el tejido en busca de células malignas.
Si los resultados de la biopsia no indican cáncer, el médico puede recomendar medicamentos o cirugía para disminuir los síntomas.
Si hay cáncer, el patólogo estudiará las muestras de tejido para determinar el grado del tumor y la rapidez con la que crecerá. Los tumores con grados más elevados crecen más rápidamente que los de grados inferiores.
Aunque todos tengan el nombre de cáncer de próstata, no hay dos padecimientos iguales, de la misma forma que no hay dos personas idénticas. En Médica Sur aplicamos técnicas avanzadas de análisis genómico a cada paciente para conocer cuáles genes son los que mutaron hacia el cáncer. Esto nos permite conocer con detalle el origen del mal que afecta individualmente al paciente. Nuestros análisis personalizados presentan las siguientes ventajas:
Los factores de riesgo más importantes son:
La existencia de uno o más de estos factores no quiere decir que efectivamente quien los presente padecerá un cáncer de próstata; simplemente indican que el grado de riesgo al que está expuesto es mayor.
Para planificar tu tratamiento, el médico necesita saber la extensión o estadio de desarrollo de la enfermedad. Para ello se basa en el tamaño del tumor, si el cáncer se ha diseminado y a qué partes del cuerpo lo ha hecho.
Para planear el tratamiento seguramente el médico ordenará uno o más de los siguientes estudios:
El médico inyecta una pequeña cantidad de material radiactivo en un vaso sanguíneo, el cual viaja por el torrente y se concentra en los huesos. Un escáner detecta y mide la radioactividad y crea imágenes en una computadora. Las imágenes pueden mostrar si el cáncer se ha diseminado a los huesos.
Una máquina de rayos X conectada a una computadora crea imágenes detalladas de las áreas internas del cuerpo. Los médicos las utilizan para examinar la pelvis y el abdomen.
Un fuerte imán, conectado a una computadora, produce imágenes detalladas de las áreas internas del cuerpo.
El cáncer de próstata puede presentarse en las etapas o estadios de desarrollo siguientes:
Estadio I: este cáncer no se puede sentir durante un examen rectal. Se encuentra por casualidad cuando se hace una operación por otra razón, generalmente por hiperplasia prostática benigna. El cáncer está localizado sólo en la próstata.
Estadio II: el cáncer ha avanzado, pero no se ha diseminado fuera de la próstata.
Estadio III: el cáncer se ha diseminado. Se puede encontrar en las vesículas seminales, pero no en los ganglios linfáticos ni en otros órganos.
Estadio IV: este cáncer puede hallarse ya en los ganglios linfáticos, músculos, órganos vecinos y vesículas seminales.
Cáncer recurrente: es el cáncer que ha reaparecido después de un tiempo durante el cual no podía ser detectado. Puede ocurrir en la próstata o en cualquier otra parte del cuerpo.
El cáncer de próstata puede no presentar síntomas. Para quienes sí los tienen, generalmente son:
Estos síntomas no son exclusivos del cáncer de próstata. También pueden ser causados por una hiperplasia prostática benigna (aumento del tamaño de la próstata), una infección u otros problemas de salud. En caso de detectarlos, es importante acudir con un urólogo para establecer el diagnóstico adecuado.
Los hombres con cáncer de próstata cuentan con muchas opciones de tratamiento, sin embargo la selección de las medidas a tomar es un aspecto que se ajusta de manera personal a las condiciones de cada paciente y las características de su caso.
Entre las distintas posibilidades se encuentra la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia o la terapia hormonal. También es factible una combinación de las anteriores.
Los tratamientos pueden ser terapias locales o sistémicas:
El tratamiento más adecuado depende del estadio del cáncer, su comportamiento genético, el grado del tumor, los síntomas que se presenten y la salud general del paciente.
Los tratamientos contra el cáncer usualmente causan daños a células y tejidos sanos, hechos que se conocen como efectos secundarios. Es común experimentarlos y dependen del tipo y la extensión del tratamiento. Estos efectos varían para cada persona y de una sesión de tratamiento a otra.
Se deben tomar en cuenta los beneficios y las posibles reacciones secundarias de cada tratamiento. También es conveniente platicar con el médico de los efectos sobre la actividad sexual. Con él puedes trabajar un plan que refleje tus necesidades médicas y valores personales.
La cirugía es un procedimiento común para el cáncer de próstata cuando se encuentra en su estadio inicial. El médico puede extraer toda la próstata o sólo una parte. En algunos casos se puede usar una técnica conocida como cirugía conservadora de nervios. Este tipo de intervención puede salvar los nervios que controlan la erección. Sin embargo, esto no es posible si el tumor es muy grande o está muy cerca de dichos nervios.
Cada cirugía tiene riesgos y beneficios. El médico podrá describirlos con mayor detalle:
Prostatectomía retropúbica radical: se retira toda la próstata y los ganglios linfáticos cercanos a través de una incisión en el abdomen.
Prostatectomía perineal radical: se extrae toda la próstata a través de una incisión entre el escroto y el ano. Los ganglios linfáticos cercanos se extirpan por medio de otra incisión en el abdomen.
Prostatectomía laparoscópica: se retira toda la próstata y los ganglios linfáticos cercanos por medio de varias incisiones pequeñas en lugar de una sola incisión grande. Se utiliza un tubo delgado y luminoso para extraer la próstata.
Resección transuretral de la próstata: se extrae parte de la próstata con un instrumento largo y fino que se inserta por la uretra. La resección transuretral de la próstata no puede retirar toda la próstata, sino sólo la parte que bloquea el flujo de la orina.
Linfadenectomía pélvica: es un procedimiento de rutina que se realiza durante una prostatectomía. En él se extraen los ganglios linfáticos de la pelvis en busca de cáncer. Si se encuentran células malignas, es probable que la enfermedad se haya diseminado a otras partes del cuerpo.
El tiempo de recuperación después de la cirugía es diferente para cada paciente. Puede sentirse incomodidad en los primeros días, sin embargo hay muchas medicinas para controlar el dolor.
La uretra necesita tiempo para sanar. Será necesario usar un catéter durante un período entre cinco días y tres semanas. El catéter es un tubo que se coloca en la vejiga para sacar la orina. El médico o enfermera te enseñarán sus todos sus cuidados.
La cirugía puede causar problemas a corto plazo, como la incontinencia urinaria. La mayoría de estos casos se resuelven después de unas pocas semanas.
La cirugía conservadora de nervio busca evitar la disfunción eréctil (impotencia), que puede ocurrir en este tipo de intervención cuando se lesiona accidentalmente el nervio; la impotencia suele ser pasajera o transitoria y en pocos casos resulta permanente. Puedes hablar con tu médico sobre los medicamentos y otras formas de controlar los efectos sexuales del tratamiento del cáncer.
Si tu próstata tiene que ser extirpada, ya no producirás semen. Tendrás orgasmos secos. Si deseas tener hijos, puedes considerar un procedimiento de recolección de semen o un banco de semen.
La radioterapia utiliza rayos de alta energía para destruir las células malignas. Afecta únicamente el área bajo tratamiento.
En el caso de cáncer de próstata en su etapa inicial se puede usar radioterapia en vez de la cirugía, o aplicarla después para destruir cualquier célula cancerígena que pueda haber quedado en el área. En etapas avanzadas, la radioterapia se emplea para aliviar el dolor.
Hay dos tipos de radioterapia para tratar el cáncer de próstata:
Radiación externa: proviene de una máquina fuera del cuerpo. Los pacientes van al hospital para el tratamiento, generalmente 5 días a la semana durante varias semanas.
Radiación interna o por implante: procede desde material radiactivo colocado dentro de semillas que se insertan directamente en el tejido y emiten radiación durante varios meses. Las semillas son inofensivas y no necesitan removerse.
Los efectos secundarios no son comunes y dependen del tipo y dosis de la radiación. Es probable que se sienta mucho cansancio durante la radioterapia, especialmente en las últimas semanas. Aunque el reposo es importante, los médicos aconsejan a sus pacientes que traten de estar tan activos como sea posible.
Si recibes radiación externa, puedes padecer diarrea o molestias urinarias, a veces durante mucho tiempo. La piel del área tratada puede enrojecerse, resecarse y hacerse sensible. Es posible que el pelo del área tratada se caiga y no vuelva a crecer.
Tanto la radioterapia interna como la externa pueden causar impotencia, aunque es menos probable que la radioterapia interna tenga este efecto.
La terapia hormonal impide que las células cancerígenas obtengan las hormonas masculinas que necesitan para crecer. Los testículos son los principales productores de la testosterona. La glándula suprarrenal también produce otras hormonas masculinas y una cantidad pequeña de testosterona. Sin las hormonas masculinas, el crecimiento del tumor se hace lento.
La terapia hormonal puede basarse en fármacos que inhiben la producción de hormonas, o en una cirugía para retirar los testículos del cuerpo, una orquiectomía.
Después de la orquiectomía o del tratamiento con fármacos, el cuerpo ya no obtiene testosterona de los testículos. Sin embargo puede obtenerla de las glándulas suprarrenales, en cuyo caso es posible que recibas un fármaco adicional para bloquearla. A esta combinación se le conoce como bloqueo total de andrógenos.
Los médicos pueden controlar el cáncer de próstata que se ha diseminado mediante la terapia hormonal, impidiendo que el cáncer crezca durante varios años, pero con el tiempo la mayoría de los cánceres de próstata pueden volver a retomar su crecimiento con pocas hormonas masculinas, o incluso sin ellas. En estos casos la terapia hormonal ya no es efectiva y el médico sugerirá otros tratamientos, como la quimioterapia.
La terapia hormonal suele afectar tu calidad de vida con efectos secundarios como la impotencia, bochornos, sofocos o pérdida del deseo sexual. Los fármacos pueden hacer que los síntomas empeoren cuando empiezas a tomarlos, pero se trata de un problema temporal. Cada caso es único y debes consultarlo con tu médico.
Cualquier tratamiento que reduzca tus niveles hormonales también puede debilitar tus huesos. En estos casos te recetarán medicamentos o suplementos para reducir el riesgo de fracturas.
Los cuidados de seguimiento después del tratamiento de cáncer de próstata son importantes. Aun cuando parezca que ha sido extirpada por completo, la enfermedad a veces regresa si quedaron células sin detectar. Tu médico vigilará tu recuperación y estará al pendiente. Los exámenes de seguimiento pueden incluir análisis de laboratorio, rayos X, biopsias y otras pruebas. Entre citas médicas, deberás comunicar al médico si padeces algún problema.
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