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Actualmente el cáncer infantil es la segunda causa de muerte en pacientes de edad pediátrica entre los 1 y 14 años. Solo el 10% de los pacientes con cáncer infantil se asocian a algún síndrome genético de predisposición al cáncer, el resto de casos se deberá a casos de novo.
En Médica Sur estamos comprometidos con la detección temprana del cáncer infantil y brindamos, en la mayoría de casos, tratamientos menos intensivos y de menor duración que a largo plazo puede influir la mejora de las tasas de supervivencia de los niños afectados. Además de contribuir significativamente a la reducción de complicaciones y efectos secundarios asociados a ellos.
Estas señales de alarma que pueden hacer sospechar de un diagnóstico de cáncer infantil:
La detección del cáncer infantil es un proceso fundamental que implica la identificación temprana de síntomas y signos de alarma que pueden ser indicativos de la presencia de la enfermedad en niños. Es crucial que los padres y cuidadores estén alerta a estos síntomas mencionados, ya que su identificación puede marcar la diferencia.
La detección temprana generalmente comienza con la búsqueda de atención médica especializada. Los profesionales de la salud, como los pediatras, juegan un papel crucial en la evaluación inicial de los síntomas y la derivación a especialistas en oncología pediátrica cuando es necesario.
Estos especialistas cuentan con la experiencia y los recursos necesarios para indicar exámenes médicos especializados, como análisis de sangre, estudios de radiología e incluso estudios de medicina nuclear, así como de indicar la toma de biopsia en caso de necesitarlo. Lo anterior para confirmar o descartar el diagnóstico de cáncer.
Si sospechas de cualquier síntoma de alarma en tu hijo o tienes preocupaciones relacionadas con su salud, no esperes más. Agenda una consulta con nosotros y da el primer paso hacia un tratamiento efectivo y una atención médica de calidad
El cáncer infantil se clasifica en etapas similares a los cánceres en adultos. Las etapas ayudan a los médicos a determinar la extensión de la enfermedad y a planificar el tratamiento adecuado. Las fases del cáncer infantil generalmente se dividen en las siguientes:
Fase 0: las células cancerosas están presentes solo en la capa más superficial de las células y no han invadido tejidos más profundos ni se han diseminado a otras partes del cuerpo.
Fase I: el cáncer se encuentra en su lugar de origen y no se ha extendido a tejidos circundantes ni a los ganglios linfáticos regionales.
Fase II: el cáncer puede haber crecido más grande y puede haber invadido tejidos cercanos, pero aún no se ha diseminado a los ganglios linfáticos o a otras partes del cuerpo.
Fase III: el cáncer generalmente se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos o a tejidos circundantes, pero aún no se ha extendido a otras partes del cuerpo.
Fase IV: el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo, como los pulmones, el hígado, el cerebro u otros órganos distantes. Esta es la etapa más avanzada y generalmente la más difícil de tratar.
Es importante destacar que las fases pueden variar según el tipo específico de cáncer infantil y su ubicación en el cuerpo. Cada tipo de cáncer tiene su propio sistema de estadificación. Los médicos utilizan estas etapas para guiar el tratamiento y determinar el pronóstico.
Siempre es crucial consultar a un oncólogo pediatra certificado para obtener una evaluación precisa y un plan de tratamiento específico para el caso de un niño con cáncer.
Los tratamientos para el cáncer infantil varían según el tipo específico de cáncer, la etapa de la enfermedad y las necesidades individuales del niño. Algunos de los tratamientos comunes para el cáncer infantil incluyen:
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