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El colon y el recto son segmentos del aparato digestivo que forman un tubo largo, muscular, llamado intestino grueso. El colon está conformado por aproximadamente 1 metro y medio del intestino grueso y 20 centímetros del recto. El colon absorbe agua y nutrientes de los alimentos y convierte el resto en desechos (materia fecal). Los desechos pasan del colon al recto y luego al exterior por el ano.
Los pólipos son crecimientos anormales pero benignos de tejido, que se forman en las paredes internas del colon o el recto. Hay dos tipos de pólipos:
Si las células de un pólipo se transforman en cancerígenas, pueden expandirse hacia las paredes del colon y del recto, invadiendo algunas o todas sus capas y los vasos sanguíneos o linfáticos, con lo que pueden desplazarse a otras áreas del cuerpo.
Las células cancerosas de colon y de recto se diseminan con mayor frecuencia al hígado y pulmón. Cuando el cáncer se dispersa desde su sitio original a otra parte del cuerpo, el nuevo tumor tiene el mismo tipo de células anormales y recibe el mismo nombre del tumor original. Por ejemplo, si el cáncer se disemina al hígado, en realidad son células cancerígenas de colon o de recto en el hígado. La enfermedad se denomina ahora como cáncer metastásico colorrectal, no cáncer de hígado. Por esta razón, el tratamiento administrado es para cáncer colorrectal y no para cáncer de hígado. Los médicos llaman al tumor nuevo enfermedad metastásica.
Los exámenes selectivos de detección del cáncer contribuyen a encontrar pólipos o cáncer antes de tener síntomas. Extirpar los pólipos puede prevenir el cáncer colorrectal. Además el tratamiento es más efectivo cuando la enfermedad se encuentra en etapas tempranas.
Las personas de 50 años o más deberán hacerse exámenes selectivos de detección. Quienes tengan un riesgo mayor que el promedio para desarrollar cáncer colorrectal deberán solicitar los exámenes de detección antes de esa edad; el tipo, beneficios y riesgos de cada examen y la frecuencia con la que tienen que hacerse es algo que debe ser definido por un médico.
Si los exámenes revelan un área anormal (como un pólipo), será necesario efectuar una biopsia en búsqueda de células malignas. Con frecuencia el tejido sospechoso puede extraerse durante la colonoscopia o sigmoidoscopia.
Cuando la biopsia revela la presencia de un tumor maligno en el colon, el médico necesitará saber la extensión o estadio de la enfermedad para planear el tratamiento adecuado. El estadio se determina viendo si el tumor ha invadido tejidos cercanos, si se ha diseminado a otras partes del cuerpo y, de ser así, a cuáles. Para este fin pueden solicitarse una o más de las siguientes pruebas:
No se conocen las causas exactas del cáncer colorrectal. Sin embargo, existen factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecerlo, entre los que los más importantes son:
Las personas con mayor riesgo deberán plantear la situación a su médico, quien sugerirá formas de reducirlo y planear un programa adecuado de detección temprana.
El cáncer colorrectal puede presentarse en las etapas o estadios de desarrollo siguientes:
Estadio 0. El cáncer se encuentra sólo en el revestimiento más interno (mucosa) del colon o del recto. También se le conoce como carcinoma in situ.
Estadio I. El tumor ha crecido dentro de la pared interior del colon o recto, pero no la ha atravesado.
Estadio II. El tumor se extiende más profundamente dentro o a través de la pared del colon o recto. Es posible que haya invadido tejido graso cercano, pero las células cancerosas no se han diseminado a los ganglios linfáticos.
Estadio III. El cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos, pero no a otras partes del cuerpo.
Estadio IV. El cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo, como al hígado o a los pulmones.
Cáncer recurrente. Este es el cáncer que ha sido tratado y que ha regresado después de un período en el que no podía detectarse. La enfermedad puede recurrir al colon, el recto u otra parte del cuerpo.
Un síntoma común de cáncer colorrectal es el cambio en las rutinas del intestino: tener alteraciones de diarrea o estreñimiento, sentir que el intestino no se vacía por completo, encontrar sangre (ya sea de color rojo brillante o muy oscuro) en la materia fecal, deposiciones más delgadas que de costumbre, dolores frecuentes por gas o cólicos, o tener la sensación de llenura o hinchazón del vientre, pérdida de peso sin razón conocida, cansancio constante, náusea y vómitos.
Estos síntomas pueden estar relacionados con otros problemas de salud. Es necesario que el médico evalúe los síntomas para un diagnóstico más temprano.
La selección del tratamiento depende de la ubicación del tumor en el colon o recto y del estadio o etapa de la enfermedad. El tratamiento puede incluir cirugía, quimioterapia, terapia biológica o radioterapia. Algunas personas requieren tratamientos combinados.
El tratamiento del cáncer puede ser local o sistémico:
En los tratamientos intervienen distintos tipos de especialistas, como gastroenterólogos, cirujanos, oncólogos médicos y radio-oncólogos.
La cirugía es el tratamiento más común para el cáncer colorrectal. A continuación se describen los distintos tipos.
Resección por colonoscopia. Un pólipo maligno pequeño puede extirparse del colon o recto superior con un colonoscopio. Algunos tumores pequeños en el recto inferior pueden extirparse por el ano sin colonoscopio.
Laparoscopia. El cáncer de colon inicial puede extirparse con la ayuda de un tubo delgado luminoso (laparoscopio). Se hacen tres o cuatro orificios pequeños en la pared del abdomen, por los que el cirujano observa la cavidad abdominal e introduce diminutos instrumentos para extirpar el tumor, parte del colon sano y los ganglios linfáticos cercanos. El cirujano revisa el resto del intestino y el hígado para asegurarse de que no se haya diseminado el cáncer.
Cirugía abierta. El cirujano hace un corte en el abdomen para extirpar el tumor, así como el tejido sano y los ganglios linfáticos cercanos al área afectada. Se revisa el resto del intestino y el hígado para investigar si el cáncer se ha diseminado.
Cuando se extirpa una parte del colon o recto, el cirujano reconecta las partes sanas. Sin embargo, algunas veces esto no es posible. En estos casos se hace una abertura en la pared del abdomen (llamada estoma), a la que se ajusta una bolsa plana para recolectar la materia fecal. A este procedimiento se le llama colostomía.
Para la mayoría de las personas, el estoma es temporal, mientras cicatriza el colon o el recto después de la cirugía. Cuando es factible y conveniente, el cirujano vuelve a conectar las partes del intestino y cierra el estoma. Algunas personas, especialmente aquellas con un tumor en la parte inferior del recto, necesitan un estoma permanente.
El tiempo necesario para la recuperación post cirugía es diferente para cada persona. Puede sentirse incomodidad los primeros días, aunque los medicamentos pueden ayudar a controlar el dolor.
Es común el cansancio, fatiga o debilidad temporales. La cirugía algunas veces puede ocasionar estreñimiento o diarrea.
Consiste en introducir medicamentos que inhiben la generación de células cancerígenas por vía intravenosa o por vía oral. Los medicamentos viajan por el torrente sanguíneo y se esparcen al organismo. Generalmente se utiliza una combinación de medicamentos con diversos mecanismos de acción para hacerlos más eficaces.(+)LEER MÁS(-)OCULTAR
La quimioterapia puede emplearse después de cirugía buscando disminuir las posibilidades de recurrencia (quimioterapia adyuvante) o administrarse antes de la cirugía para disminuir el tamaño del tumor (quimioterapia neoadyuvante). También puede indicarse en etapas avanzadas (quimioterapia paliativa) y cuando se identifican células tumorales (metástasis) en otros órganos.
La quimioterapia se administra en ciclos y por cada período de tratamiento hay un período de descanso. La duración del período de descanso y el número de ciclos depende de los medicamentos utilizados, la respuesta tumoral a ellos y el tipo de efectos secundarios, cuando los hay.
Los fármacos que se utilizan en la quimioterapia pueden alterar células normales, causando efectos secundarios, de los que los más comunes son los siguientes:
La radioterapia consiste en enviar radiación a una zona específica del cuerpo. Su aplicación requiere la planeación y vigilancia de un radio-oncólogo. La radiación destruye las células cancerígenas de la región sin afectar a las células distantes.(+)LEER MÁS(-)OCULTAR
La radioterapia de intensidad modulada es un tratamiento de última tecnología que permite a los médicos delimitar con precisión los bordes del tumor y respetar el tejido sano. Gracias a estos avances, los pacientes experimentan menos efectos secundarios y mejores resultados.
Médica Sur cuenta con los equipos más modernos para radioterapia de intensidad modulada, como el TrueBeam, que son muy precisos (lo que reduce significativamente los tejidos sanos dañados) y te exponen menos tiempo a la radiación contenida en los rayos electromagnéticos.
Algunas personas con cáncer colorrectal diseminado pueden recibir un anticuerpo muy específico contra ciertos antígenos de la membrana celular tumoral. Los anticuerpos monoclonales se unen a los receptores específicos de las células malignas del colon o del recto, interfiriendo con el crecimiento de las células cancerígenas y la diseminación del cáncer.(+)LEER MÁS(-)OCULTAR
Durante el tratamiento se vigilarán los posibles efectos secundarios, que dependen principalmente del anticuerpo monoclonal usado. Ocasionalmente podrán incluir salpullido, fiebre, dolor abdominal, vómitos, diarrea, cambios en la presión arterial, hemorragia o problemas respiratorios. Generalmente, los efectos son leves y disminuyen después del primer tratamiento.
La rehabilitación es una parte importante del tratamiento del cáncer. Los médicos intentarán ayudar al paciente a que regrese a sus actividades normales tan pronto como sea posible.
Si fue necesario colocar un estoma, se necesita aprender a cuidarlo. Los médicos, las enfermeras y los terapeutas en enterostomías pueden ayudar al paciente mostrándole los cuidados del estoma después de la cirugía.
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